martes, 7 de abril de 2015

Caught up in dreams and fantasy.

Quizá no es la sociedad la que está mal. Quizá soy yo el problema. Quizá el que haya aprendido a leer de pequeña no fue el talento que se me otorgó, sino mi maldición, y quizá por eso es que tengo las ideas erróneas. Quizá el exceso de lectura inglesa, de novelas románticas y de esas que sólo encuentras en el exclusivo apartado de "leer aún sabiendo que te puedes enamorar del personaje que jamás nunca lograrás encontrar en tu país, o en tu mundo (a menos de que encuentres un portal secreto que te lleve a un mundo mágico)".

Quizá es que simplemente me lanzaron a la vida en el siglo erróneo y no es que sea la primera vez que lo digo. No logro sentir que encajo por más que lo intente. 
¿Se trata realmente de eso? ¿de encajar? A menudo se hace la comparación de la vida con un puzle, con un rompecabezas o como un tetris. A ver, que con un tetris después de que varias piezas encajan, una línea desaparece. ¿Es eso? ¿Que al fin cuando sientes que encajaste con un grupo de personas mueres desapareces? No es que me encante la idea de tener un grupo con el que compartir todos los gustos... ¡Qué fome, qué monótono! Quiero a mis personas con las que se supone que voy a sentirme cómoda cuando esté con ellos, quiero la confianza que se dice debería existir en un grupo de amigos y poder divertirme con ellos sin tener que escuchar música envasada comercial, sin tener que consumir alcohol o alguna sustancia ilícita que te haga alterar el estado de conciencia o de percepción... 
O quizá sólo estoy destinada a ser el lobo solitario de la manada, que de vez en cuando se une a otro lobo solitario con las mismas inquietudes hasta que luego de un rato el otro lobo solitario se da cuenta de que no es un lobo solitario y se enamora de otro lobo y forman familia y ya... ya. 




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