domingo, 10 de agosto de 2014

Ganas de gritar con la boca cerrada.

Corrientes de retorno superficial.
"Cuando alguien queda atrapado en esta corriente, hay un par de cosas que debe de hacer y que convierten la experiencia en algo perturbador, quizás aterrador y sin duda agotador, pero más que nada molesto. Si no las hace, lo más probable es que muera. Como la corriente de retorno superficial es estrecha, no hay que luchar nunca contra ella. Hay que limitarse a nadar paralelo a la costa, y en unos segundos el tirón violento de la corriente se suaviza y lo deja a uno a poca distancia de la playa. Es algo sencillo. La realidad, por supuesto, es mucho más complicada. Ser arrastrado inexorablemente hacia el océano, lejos de la seguridad de la playa, provoca pánico al instante. Estar atrapado por una fuerza muy superior es aterrador. El miedo y el mar son una combinación letal. El terror y el agotamiento ganan al bañista. Intento controlar mis emociones, porque me siento atrapado en una corriente de retorno superficial" (El psicoanalista, John Katzenbach).


En situación de almuerzo familiar comienzan con las comparaciones ¿es un tema evitable?
Que mi ella tiene cejas más bonitas que las mías. ¡Oh, pero mira qué bellas son! ¡Parece que se las pintase, son preciosas! En cambio las de la Vania, ah no, si no son feas, pero es como si tuviera menos... Y alguien intenta introducir el tema de lo bien que me va académicamente pero no, las cejas de ella son más importantes aún cuando han pasado halagándola un buen rato y hasta incluso fotografiado.
Es que no entiendo para qué comparar. Yo sí, pienso que sus cejas están bellas. Punto. Pero al contrario de los otros no me gusta comparar lo que alguien tiene ''mejor'' que el otro. Aunque claro, hay comparaciones que adoro hacer:

Tú dices: ¡Cómo pierdes el tiempo!... Mientras me hago las uñas, mientras leo un libro, mientras miro al cielo y me pierdo entre mis pensamientos. Yo digo: ¡Cómo pierdes el tiempo!... Mientras te pasas el día frente a la pantalla del teléfono o de cualquier aparato electrónico que te aleja de la realidad.

No me creo mejor, pero pienso que el consumismo y el pasar pegado a las conexiones a internet está acabando rápidamente con lo que realmente vale la pena. Entiendo que a veces es necesario, para conversar con alguien que tienes lejos o para ponerse de acuerdo respecto a algo... bien. Pero, ¿qué hay de las visitas a casa?, ¿qué hay de las conversaciones frente a frente? Y no, no sólo frente a frente, ¿qué hay con mirarse a los ojos, contacto visual, ver las ventanas del alma? Descubrir lo que realmente quiere decir una persona, porque vamos, yo me he encontrado en aquella situación donde algún amigo está hablándome y contesto con puros monosílabos tal que ''sí, ahá, mmh, oh...'' mientras reviso instagram o contesto algo por whatsapp. Y es triste. Es realmente lamentable. Afortunadamente ya estoy alejándome un poquito en momentos en los que realmente no debería ocuparlos. Que tuiteo todo el día, sí. Pero mientras estoy conversando o en clases trato de revisarlo cada mucho rato. (Dato: Un estudio determinó que el ser humano promedio revisa su celular cada quince segundos en busca de alguna nueva alerta. QUINCE segundos. C'mon!)
Ya llego a considerarlo una falta de respeto, y así como yo dejo de revisar a cada rato el celular, trato de hacerle entender a cierta persona que quiero hablar, quiero que nos comuniquemos, quiero que nos conectemos así como hacíamos cuando no teníamos cosas tan avanzadas.


Cosa aparte: De camino venía mirando el cielo. ¿Cómo es posible no querer mirarlo un rato? Esos bellos colores y esas figuras maravillosas de las nubes, los contrastes que hacen un espectáculo maravilloso me encandilan y me dejan queriendo más y más. La tarde avanzó, los colores también. Llegó la noche y me enamoré (nuevamente) del cielo estrellado, con un poco de nubes y la luna tan acaramelada que iluminaba cada metro que avanzábamos. Tuvieron que zamarrearme para despertar del trance en el que estaba, tan sólo pensando en cómo sería llegar ahí.

Y hablando de cosas bellas, el otro día venía a casa en la micro escuchando música y leyendo un poco más del Psicoanalista, cuando me dio por mirar al rededor. Caras grises inundaban el vehículo haciendo eco de mis pensamientos. Pero ¿qué es eso? Veo un rostro iluminado, un chico de cabellos oscuros, ojos clavados en el libro de "Concepción en 100 palabras" y una sonrisa medio torcida. No puedo negar que mi corazón advirtió que aquella escena me parecía preciosa, latiendo un poco más fuerte dentro de mi pecho. Aún le recuerdo, aún pienso en cuál cuento habrá estado leyendo. No le he vuelto a ver...

domingo, 20 de julio de 2014

Cupido.

Pensando en el "¿qué hubiera pasado si...?", me doy cuenta que desearía poder ver en algún lugar el cómo hubiesen sido las cosas si hubiese escogido otra forma de actuar frente a determinadas situaciones. No se puede, claro, pero he fantaseado con eso últimamente. Y todo esto en base a que me las he dado de cupido, y resulta que ¡soy mejor que él! -Aunque quizá sea porque soy "mayor" que él y no ando en pañales disparando flechitas así como así-.

Estaba estudiando para un certamen, muy concentrada y hasta estresada, cuando decidí darme un pequeño relajo, por lo que comencé a revisar mi inicio de Instagram cuando un salvaje like aparece en la foto de cierta persona. (X y Z serán los sujetos de esta historia). Z le había dado un corazoncito a X, y no sabía que se conocían (ambos amigos míos), así que me pongo en modo Sherlock Holmes para ver qué tanto se conocían, y resulta que de casualidad se seguían y no habían cruzado palabra alguna. Lo que derivó en que Z agregara a X a facebook, comenzaran a hablar y al otro día ya se tenían en whatsapp y se juntaran por primera vez. Lo que derivó en más juntas por las semana, largas conversaciones por la noche (todos sabemos qué pasa cuando comenzamos a hablar con una persona por mucho rato, muchos días seguidos), caminatas juntas, besos y ahí ya bueno, el resto es historia. Pero, ¿pueden verlo?, quiero decir; si yo no hubiese estado vagando tomándome un tiempo de descanso, no hubiese visto esos likes, no hubiese preguntado y no se hubiesen conocido. Y toda la historia con X y Z en este momento sería distinta, tanto entre ellos como entre nosotros. 

Y no sé, me encanta cómo el destino, Dios, la vida, Buda o quién quiera que prepare estas situaciones se mueve. O en este caso, yo. Aunque claro, hay fuerzas externas que hacen que yo haga o no haga cosas para que las personas se conozcan. Está esta otra situación:

Yo estudiando para un examen en la casa de un amigo, de quién jamás pensé ser amiga, recostada en su cama (mientras él estaba en su habitación, no me mal piensen). Si no hubiese sido tan floja en el semestre, no hubiese tenido que dar examen, por ende no hubiese tenido que hablar más tiempo del que se "supone" que hubiéramos hablado, no hubiese estado en su casa, no le hubiese conocido de la forma que le conozco ahora, y -desgraciadamente- no le extrañaría como lo hago ahora (va una semana que no le veo -insertar carita triste aquí-).

Y así, la vida completa llena de "qué hubiera pasado si...". Probablemente no todos hacen el ejercicio de darse cuenta de cómo la vida les ha ido avanzando, trayendo gente que sirve, dejando ir gente que no sirve, trayendo nuevas experiencias, nuevos recuerdos y nuevas emociones. Soy una agradecida de las cosas que tengo y por las que están por venir. Por eso es que soy tan optimista, y las cosas no me logran afectar más de dos días. 


En fin, esta ha sido la corta entrada para hoy. Sólo quería estrenar luego este nuevo blog, para escribir en él, contar lo que me pasa a ver si alguien le hace sentido y eso... Y si no les hace sentido, no me importa, a mí sí :)
Ya está.-